LA FAMILIA SÍ IMPORTA
La familia enfrenta retos sin precedentes, los divorcios aumentan, el embarazo adolescente crece, el consumo de drogas se extiende, la violencia en hogares parece no detenerse, y la mayoría de los esposos y las esposas trabajan largas horas fuera de casa. Por lo que hoy más que nunca debemos fortalecer la familia como núcleo fundamental de la sociedad. Esta realidad ha guiado a algunos Estados a diseñar políticas a favor de la familia con la meta de fortalecerla, haciendo un llamado a todos a aportar en la construcción de la red social más importante que existe, la familia.
La familia es fundamental para todas las personas, porque es el núcleo más íntimo que tiene todo ser humano. Es ahí donde se adquiere sentido de pertenencia, se recibe el afecto necesario para crecer en aceptación y reconocimiento, y se desarrollan las habilidades primarias. Además, la familia es la constructora de los recuerdos más importantes, porque genera las emociones más intensas. Al crecer, las personas suelen desear construir una familia porque desean ser amadas y amar.
En el hogar se enseñan las primeras normas de socialización y urbanidad, se muestra el camino hacia el desarrollo personal y nos permite construir sueños. La familia es la que impulsa hacia el futuro, guiándonos hacia la independencia que nos capacita para construir un proyecto de vida. Construir un hogar no es cosa fácil, por lo que es importante como familia que valoremos lo que tanto nos ha costado construir, por eso, renovemos el pacto de fidelidad, lealtad, respeto, amor y confianza.
La familia importa porque ofrece estabilidad a sus miembros, los respalda en los momentos de crisis, está presente ante la pérdida del trabajo, los retos escolares, los quebrantos de salud y la presión social. La familia es crucial en los momentos trascendentales como lo son la niñez y la ancianidad, porque es la que viene a complementar las carencias individuales que todos tenemos. Es la familia la primer fuente de contención cuando uno de los miembros sufre.
La familia está compuesta por personas con características diferentes, momentos emocionales distintos e individuos en constante cambio. La familia donde todos sus miembros estén cortados con la misma tijera, estén en la misma etapa emocional y se mantengan estables en el tiempo no existe. Es decir, la familia perfecta no existe, pero podemos luchar por una familia saludable, estable y fuerte. Lo mejor que podemos hacer por la familia es amarla tal cual es, defenderla cuando se vea amenazada y protegerla en los momentos de transición.
Amar significa hacer algo importante por alguien a quien consideramos valioso. El amor siempre implica valor, dignidad y honor, y por eso mismo, genera seguridad y cercanía. Si demostramos que amamos y aceptamos a cada persona en casa, se genera un ambiente que nos hace desear estar cerca. Es la familia la que queda cuando todos se marchan. Con el paso de los años, la única relación que permanece estable es la de la familia. Por eso, debemos mantener un vínculo fuerte con cada uno de sus miembros.
El uso apropiado de la influencia en la persona amada provee la fortaleza necesaria para superar los obstáculos que se enfrentarán fuera de casa. El verdadero éxito lo mide la capacidad que hemos tenido de amar a los nuestros, y el secreto consiste en llegar al final de la carrera al lado de las personas que hemos amado. Las familias, como célula básica de la sociedad, desempeña funciones esenciales y contribuye como agente importante para el desarrollo de los países. Es un lugar fundamental de aprendizaje, se transmiten costumbres y tradiciones que nos distinguen como ciudadanos de un país, donde construimos nuestra manera de ser y de actuar.
Es en la familia donde aprendemos las actitudes, normas y valores que nos permiten la convivencia en comunidad; nuestra conducta como amigos, vecinos y ciudadanos es primordialmente producto de nuestra vivencia y aprendizaje en familia. Por lo tanto, cuando la familia enfrenta problemas y dificultades, estos se reflejan en el tejido social con un sin número de situaciones que afectan la convivencia y la paz social.
En momentos en que se enfrenta un serio deterioro social, particularmente preocupante por el aumento de la violencia, debemos volver nuestra mirada hacia la familia. Son cada vez más los estudios sociológicos en el mundo y las comisiones de organismos internacionales, como la ONU y la UNESCO, que se ocupan de que la familia se considere como un valor positivo cuyo objetivo es mantener la estabilidad de los hogares y procurar una sana convivencia en la sociedad.
En la familia debemos siempre procurar, que sea el espacio donde cada uno de sus miembros se expresa amor y cuidado mutuo, donde se acepta y respeta la singularidad y dignidad de la persona, además, donde se busca potenciar el desarrollo integral de cada uno de los miembros. La estabilidad familiar evita casos de violencia. Además, los niños crecen con una seguridad emocional y afectiva superior en una familia firme que en una familia fragmentada o disfuncional. Por eso, ayudar a la familia a encontrar su estabilidad actúa como un factor de seguridad y cohesión, en lo económico y en lo social, en el seno de la sociedad. Porque la familia sí importa, es necesario distinguir algunos elementos que ayuden a las familias a encontrar estabilidad, y permanencia en el tiempo. Algunos de estos factores que pueden ayudar a fortalecer las familias podrían ser:
1. Todo noviazgo debe recibir una eficaz preparación antes de asumir el desafío del matrimonio. Esto les permite trascender a una relación estable, donde se complementan, se aman y se respetan.
2. El amor busca perpetuarse en “los demás”, principalmente en los hijos. Por eso, una meta fundamental de todo matrimonio es procurar dejar un legado que se extienda de generación a generación.
3. El fundamento de un buen matrimonio es la confianza, el diálogo y el respeto mutuo. Es lo que les permite ser sinceros, tener confianza y admirarse mutuamente.
4. Toda familia debe tener un código ético que le dirija, donde todos conocemos las obligaciones, los privilegios y las reglas del hogar. Esto permite que la convivencia sea más placentera, y exista un espíritu de cooperación.
5. Amar implica perdonar, por eso toda familia debe vivir muchas veces el principio del perdón, porque todos vamos a fallar en repetidas ocasiones. Lo opuesto al perdón es el resentimiento, el cual estimula deseos de venganza. Si las heridas no se sanan podrían guiarnos a la ruptura de la relación. Por esta razón debemos perdonarnos mutuamente cuantas veces sea necesario. Es el perdón lo que nos permite crecer y consolidar la relación.
6. No discuta frente a sus hijos. Las diferencias de los cónyuges se resuelven en privado. Los hijos merecen crecer en un ambiente de paz y armonía. Por esta razón los conflictos matrimoniales se resuelven con discreción, por amor a los hijos y a la estabilidad del hogar.
7. La fidelidad es trascendental. Para que exista estabilidad en la familia, necesitamos ser fieles el uno al otro. Esto nos permite mantener viva la ilusión, fortalecer la confianza y proporciona la seguridad necesaria a la relación.
Porque la familia es importante, no dejemos de admirarnos, aprendamos a divertirnos juntos, tengamos intereses en común, desarrollemos proyectos que involucren a todos los miembros de la familia, resolvamos los conflictos y las desilusiones, recordemos los buenos momentos que hemos vivido, tengamos sueños que nos proyecten en el tiempo, hagamos que prevalezca el respeto, la lealtad, el amor y la confianza.
El hogar debe protegerse a toda costa, porque es lo que proporciona estabilidad a la sociedad, mantiene una economía saludable y trae la salud emocional que todos necesitamos.